Tras las lluvias de marzo y con los embalses de media España a rebosar, comienza otra batalla: quién se queda esa agua

"Las sequías [del futuro] se gestionan con los embalses llenos", dicen los expertos.

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Con más de 20 días de lluvia en los últimos dos meses, las últimas estimaciones señalan que ha llovido un 143% por encima de lo normal. Los suelos de la Península están prácticamente saturados y muchas cuencas están a rebosar.

Y ahora, de repente, la gran pregunta ya no es cómo nos preparamos para el verano. La gran pregunta ha empezar a ser quién se queda toda esa agua.

Es decir, de repente, han vuelto los problemas.

Vayamos a las cifras. Según los datos oficiales, a 24 de marzo, el agua embalsada estaba al 71,19%. Es algo que no habíamos visto en los últimos años, pero si nos fijamos en la  En las últimas tres semanas, las reservas hídricas del país han aumentado un 22,7% y han alcanzado los 39.895 hectómetros cúbicos. Eso, en términos de consumo urbano (es decir, descontando los usos agrícolas e industriales), supone un año y medio de agua para hogares, servicios públicos y comercios. Un auténtica barbaridad.

De hecho, en algunas zonas del país, ha llovido tanto que, aunque no cayera una gota más de agua en lo que queda de año, las cifras estarían por encima de la media histórica.

Incluso en las zonas donde ha llovido menos (Como el extremo sureste o las cuencas interiores de Cataluña), los metros de nieve acumulados en sus respectivas cordilleras hacen ser optimistas en que las reservas van a ir aumentando.

Reservas que ya se están repartiendo. La Comisión de Gestión de la sequía de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas ha triplicado el agua para riegos y ha ampliado el suministro urbano en Málaga. En la práctica, se va a recuperar el 100% del consumo normal en toda la provincia excepto en la zona más tensionada, la Axarquía, donde se va a recuperar el 90%.

Decenas de miles de agricultores de la cuenca del Guadalquivir (sobre todo, los de las cordilleras subética y penibética) también esperan que se alivien las restricciones de riego en los próximos días. Y, en Murcia, el Sindicato de Regantes ya miran el caudal de la cabecera del Tajo que ha alcanzado "el Nivel 1, que permite trasvasar el máximo".

Y aquí es donde están los problemas. Porque como recordaba Antonio Figueroa, en lavozdelsur.es, "igual que se dice que los fuegos se apagan en invierno —con las labores de prevención—, las sequías se gestionan con los embalses llenos".

Como señala Figueroa, ahora "es el momento de empezar a gestionar la próxima sequía". En un contexto en el que la demanda de agua (para agricultura, turismo o consumo) no deja nunca de crecer, las decisiones que tomemos ahora nos perseguirán de forma permanente.

Hay que recordar que, pese a que "el abastecimiento urbano puede estar garantizado durante un par de años", en el caso de los regadíos no es así. Veníamos de reservas muy bajas y a poco que no gestionemos bien el momento, nos podemos encontrar en apuros el año que viene.

¿Y cómo lo hacemos? la principal tarea pendiente es diseñar y poner en marcha un verdadero sistema de control y gestión. Además de introducir políticas activas que permitan acoplar la demanda de agua a las lluvias y los recursos que tengamos.

Es decir, medidas de sentido común que aprovechen el enorme potencial de la tecnología disponible para garantizar que el mejor uso posible del agua disponible. Sin embargo, como dice el dicho popular, en el mundo del agua el sentido común parece el menos común de los sentidos.

Imagen | AEMET / Pierre-Etienne Vilbert

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